Sé que llevo mucho
tiempo sin escribir nada y lo siento, he estado ocupado haciendo mis tareas y
la verdad es que en este tiempo he cumplido algún que otro sueño y he
conseguido material suficiente para varias entradas aunque vamos a ir poco a
poco.
Hoy me gustaría compartir con
vosotros una reflexión que hice sobre un texto muy bonito que leí, en esta
ocasión, seré bastante breve. El texto decía:
“-¿Qué ha pasado?
-¿Qué ha pasado? Que los chupetes se
convierten en cigarros, el agua en vodka, las bicicletas en coches, los besos
en sexo. ¿Te acuerdas cuando volar significaba columpiarse muy muy rápido? ¿Cuando
“protección” significaba utilizar casco al ir en bicicleta? ¿Cuando lo peor que
podías recibir de una persona eran piojos? ¿Cuando solo amábamos a nuestros
padres? Los hombros de nuestro padre era el lugar más alto del mundo y nuestra
madre era una heroína. Tu peor enemigo era tu hermano, los problemas de
velocidad eran causados por quien corría más rápido. “Guerra” era solo un juego
y la única droga que conocías era el remedio para la tos. El dolor más fuerte
que podías sentir era el de tus rodillas raspadas y “adiós” significaba solo
hasta mañana. Todo esto era lo mejor del mundo, pero no pudimos esperar a
crecer.”
Cuando somos pequeños, todo nos
resulta muy inocente e inofensivo, todo es atractivo y llama nuestra atención.
Todo parece seguro y fiable. Todo nos hace sentir a gusto y cómodos. Todo es
genial. Vivimos en nuestro mundo de fantasía y despreocupación y eso es algo
maravilloso que sinceramente, echo de menos muchísimo. Sin embargo, los años no
pasan en vano y según pasan ellos, crecemos nosotros. No podemos evitar traer
estos cambios a nuestra vida. No podemos evitar que nos atraiga más un coche
que una bicicleta, un cubata que un vaso de agua, o una persona atractiva… Son
cosas que uno no elije, solo te llegan en su momento y tienes que saber
adaptarte y compaginar lo nuevo que llega con esa ilusión y ese mundo tan
despreocupado y fantástico que creamos desde pequeños.
Un día, sin darte cuenta, te haces mayor, y cuando miras
atrás, y piensas qué es lo que has hecho en la vida, procura no arrepentirte de
nada y de haber cumplido todos tus sueños, disfruta a tu manera, como más te
guste, pero disfruta, no te lo pienses mucho. Haz una lista con las cosas que
te gustaría hacer antes de que sea tarde y cumple todos tus deseos. Asegúrate de cumplir tus sueños y alcanzar tus metas en la vida, no importa lo difíciles que parezcan, solo importa intentarlo y con el tiempo, todo se consigue.
Hay quien dice que estar siempre de
cachondeo, o simplemente, hacer lo que te apetece, con quien te apetece y como
te apetece, es de inmaduros y de niños pequeños. Todos lo que piensen así, que
sepan que hacer el tonto no es ser un inmaduro, el inmaduro es el que no sabe
cuándo hacerlo y cuando no. El inmaduro renuncia a todas estas cosas y todo
este mundo y piensa que de ahora en adelante lo único que importa es el vodka,
los coches, el sexo y las drogas, dejando atrás el agua, las bicis, la familia
y los besos. Madurar no es renunciar a todo lo anterior y adoptar una posición
seria y firme. Madurar es aprender a disfrutar de la vida, de forma responsable
pero despreocupada, es aprender a no darle importancia al qué dirán de mí, sino
al qué quiero hacer.
Aprended cosas nuevas, conoced gente
nueva, visitad nuevos lugares, pero nunca, nunca, nunca, olvidéis quienes sois,
quién estuvo ahí cuando más lo necesitabas y no te falló, donde nacisteis ni
quién os educó. No permitáis que lo que un día alguien escribió en ese texto,
el error que cometió esa persona, se convierta en vuestro error. Muchas gracias
por leer mis reflexiones y dedicarme un poco de vuestro tiempo. Hasta pronto.
¡Hola! Qué alegría leer entradas nuevas :) Me ha gustado mucho tu reflexión, como siempre. Hace unos días yo escribía una entrada recordando pequeños detalles de la infancia, y hoy me dices que todos maduramos, qué melancolicos estamos jajaja
ResponderEliminarTienes razón en lo que dices: las personas maduramos, pero madurar no significa cambiar, por ejemplo, el agua por alcohol. Yo creo que madurar te abre las fronteras por conocer. Cuando somos peques, los sitios que conocemos son los que nos enseñan nuestros padres, y nos parecen un mundo entero. Sin embargo, cuando crecemos tenemos la posibilidad de ir a dónde queramos, de conocer nuevos sitios y descubrir qué es lo que nos gusta y luchar por ello. Pero claro, como dices, es importante aprender de nuestro camino y ser nosotros mismos... Me encanta tu entrada :) espero que escribas mucho más y que te vaya muy bien en los exámenes. Un abrazo, Andrea :)
Hola Andrea, gracias por tu comentario. Es cierto que estamos un poco melancólicos últimamente jajaja yo también me alegro de haberme motivado para hacer nuevas entradas aunque, como he dicho en esta, tengo material para algunas mas. Gracias por desearme suerte espero aprovechar al máximo para que después me quede un verano tranquilo y relajado. Un saludo, Mazuelos :)
ResponderEliminarDe toda tu entrada, me quedaría con estas frases como resumen "Madurar es aprender a disfrutar de la vida, de forma responsable pero despreocupada, es aprender a no darle importancia al qué dirán de mí, sino al qué quiero hacer".
ResponderEliminarTienes mucha razón.
Un abrazo.