En fin, no os podéis hacer ni una idea del tono que usaba conmigo. En el momento me sentí muy mal, pues yo iba a resolver unas dudas y, de pronto, parecía que yo fuera tonta y la respuesta a esas dudas fueran evidentes o absurdas. Me di cuenta de lo que la actitud de una persona puede afectar sobre otra.
Creo que las personas que están "de cara al público" (como se suele decir), deberían de tener ciertos modales e intentar responder bien a las preguntas de las personas. No se puede ser tan borde ni tratar así a la gente. Hay ciertos lugares, como los hospitales, a los que las personas acuden en busca de información, preguntando por familiares ingresados o por la planta en las que se les va a hacer una prueba médica cuyo resultado puede cambiar sus vidas, y en esos momentos lo último que necesitas es que aparezca una persona que te trate de un modo similar al de esta mujer, pues cualquier chispa puede hacer que esa persona se hunda. No sé si me comprendéis o es que yo exagero.
De todas formas, no solamente deben de tener ésto en cuenta las personas cuyo trabajo lo exija, sino que todos deberíamos aprender un poco a comportarnos, pues debemos tener presente que nuestros modales y forma de actuar muestra quién somos, nuestra educación. El hecho de hablar mal, responder de malos modos o discutir, no aporta nada bueno, si acaso molestar a otra persona o buscar una pelea. Y si lo podemos evitar, ¿por qué vamos a dar lugar a ello?
Pienso que es importante hablar bien: el simple hecho de dar las gracias, decir por favor, perdón, disculpa... muestra educación, y eso es de agradecer en una sociedad en la que cada vez se oyen menos estas palabras; una sociedad que parece haber perdido el respeto y en la que incluso algunas personas mayores y en buena posición actúan de una forma tan poco respetuosa.
Hace poco leí una fábula que ahora mismo viene muy bien, así que la resumo y ya me despido por hoy, un poco molesta.
LOS MIL PERRITOS
Días después, otro perro entró en la misma casa, y al encontrarse con los 1000 perritos, empezó a gruñir ferozmente y los demás hicieron lo mismo. Cuando salió, pensó: "Qué perros tan horribles, jamás volveré".
Encima de la puerta de entrada de aquella casa había un letrero que decía: "La casa de los 1000 espejos".
A menudo sucede que el mundo nos devuelve lo que proyectamos al exterior: si encaramos la vida con una sonrisa, los demás nos devolverán esa misma sonrisa, pero si mostramos nuestra peor cara, ésa es la que veremos en los demás.
Hola Andrea
ResponderEliminarMe gusta mucho tu entrada y estoy muy de acuerdo en que esas cosas pasan y son bastante irritantes.
Un abrazo. :)
Hola Andrea. Tu entrada me parece muy acertada. Hoy en día el respeto es algo que se está perdiendo y es una pena no tratar a todos por igual. “Trata a los demás como quieras que te traten a ti” así debería ser. Creo que la fábula de los espejos es solo una metáfora de las consecuencias de tratar a la gente con malos modales. Lo espejos son como la gente con la que nos cruzamos día a día y en la que nos reflejamos. Dar amor para recibir amor. Muchas felicidades por esta entrada tan fantástica, como siempre, es un placer leer tus reflexiones. Sigue en tu línea de entradas, me encantan. ¡¡Un abrazo gigante!! :D
ResponderEliminarAcabo de ver esta entrada y me ha parecido muy buena, al igual que la mujer me ha parecido una maleducada. Si que es cierto que todos podemos tener un mal día y nos expresamos de una manera particular y "diferente" a los demas, pero no es cosa de faltar el respeto o de tratar como tontos... Aunque yo soy muy respetuoso, ya sabes lo que puede pasar si se me habla así...
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