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domingo, 24 de mayo de 2015

FELICIDAD

La felicidad es muy subjetiva. Es el fin último de la vida de los seres humanos y, sin embargo, puede verse manifestada por distintas circunstancias para cada persona. Para unos la felicidad es el amor, para otros la salud, para otros tantos la suma de estas dos anteriores. Para otras personas, la felicidad se puede conseguir con el dinero, con el poder. Para unos la felicidad es poder despertar cada día, mientras que para otros la felicidad ni siquiera existe.
Pero la realidad es que todos queremos sentirla, todo lo que hacemos en nuestro día a día va encaminado a ella. Si estudiamos es por lograr un futuro próspero y ser felices. Si trabajamos es para conseguir dinero, poder vivir con unas condiciones de vida aceptables y así ser felices. Cuando vamos al supermercado y elegimos los productos que más nos gustan es porque así somos felices. Etc.
Incluso me he parado a pensar en el caso extremo de que hubiera alguien a quien le gustara sufrir y que, por ejemplo, decidiera estar una semana sin comer para, no sé, para sentirse mal. Pero incluso la persona que hiciera eso, lo haría porque pasarlo mal en cierto modo es su felicidad. Es decir, incluso las personas que se niegan a decir que buscan ser felices, en el fondo sí que buscan serlo, aunque por otro camino.

Pues bien, la felicidad nos da muchos quebraderos de cabeza. Cada persona puede tomarla de una determinada manera. Sin embargo, tenemos una tendencia a pensar que la felicidad siempre está por venir. Que alcanzaremos la felicidad cuando terminemos de estudiar y vayamos a la Universidad, una vez allí pensamos que la felicidad vendrá cuando terminemos y tengamos un trabajo, pero entonces sentiremos que no, que la verdadera felicidad llegará cuando nos casemos, luego cuando tengamos hijos, pero nos daremos cuenta de que no seremos felices hasta que crezcan y sintamos que son capaces de cuidarse solos. Así, podemos morirnos sintiendo que no hemos alcanzado nunca la verdadera felicidad.

Yo creo que realmente la felicidad se puede sentir cada día. Puede que no sea algo constante, pero puede sentirse habitualmente en pequeños detalles. Incluso podríamos intentar distinguir varios niveles de felicidad, dependiendo quizás de la importancia de los objetivos que persigamos. Pero volveríamos a la subjetividad, ya que podemos tener un gran objetivo que pensamos que al cumplirlo llegará la máxima felicidad, y luego con el tiempo darnos cuenta de que realmente la felicidad obtenida no supera nuestras expectativas. Y sin embargo, puede que algún factor totalmente inesperado, como una sorpresa de un ser querido o una fortuna del destino, nos haga mucho más felices en un determinado momento. Así, la felicidad no se reduce a las grandes victorias de la vida sino también a las pequeñas del día a día, que son las que, juntas, pueden convertirnos en personas relativamente felices.

Hay un cuento de Jorge Bucay llamado "El buscador" que me gusta mucho, recomiendo verlo antes de seguir leyendo:




Me parece un cuento muy bonito que nos hace pensar que realmente la felicidad no es solo un momento, sino que es el recuento de todo lo vivido, de todos esos pequeños detalles que, sumados, hacen lo que es nuestra felicidad.

También están esos momentos en los que sientes tanta, tanta felicidad, que te dan ganas de que el mundo acabe justo en ese momento porque estás seguro de que podrías morir feliz. Alguien me dijo una vez que algunos poetas del Romanticismo se suicidaban por no ser correspondidos por su amor, pero que otros pasaban años escribiendo cartas de amor a una mujer y cuando por fin conseguían estar con ella y sentían que eran felices, se suicidaban para tener la capacidad de decidir morir felices. En el momento en que escuché esa historia pensé que era una tontería, que nadie muere por ser feliz. Con el tiempo, he podido comprender un poco mejor por qué podían hacer algo así, aunque es bastante extremo, pero después de los momentos de máxima felicidad, pueden venir caídas abruptas y un día pasas de ser la persona más feliz del mundo a sentirte la más triste, pero está visto y comprobado que la felicidad se puede sentir, dejar de sentir, y volver a sentir, solo hay que saber disfrutarla.

Lo que se deduce de todo esto es que todos queremos sentir la felicidad, pero que es algo tan complicado de conseguir como efímero. Pasamos años buscándola y cuando al fin sentimos que la tenemos en nuestras manos se nos escapa. Solo nos queda saber saborearla y nunca arrepentirnos de algo que en su momento nos hizo sonreir.


Siento haber estado tanto tiempo sin escribir. Otra característica que tiene la felicidad es que cuando la sentimos tendemos a olvidar todo lo demás. Luego abres los ojos y te das cuenta de que has abandonado cosas que realmente te importaban. Tendemos a escribir en los momentos en que nos sentimos más tristes, pero bueno, supongo que por eso el blog se llama "Noches de Nostalgia". Un abrazo a todos.